jueves, octubre 15, 2009

Wendy and Lucy. Dir:Kelly Reichardt. USA. 2008. 75 minutos

la sencillez que como arte hace diferencia.

Un carro viejo, una chica solitaria enlazada en amistad con una perra, poco dinero y un destino específico. De inicio uno puede creer que se va de viaje, montado en una “roadmovie”… y ya uno va pensando “roadmovie: viajes por carreteras, conflictos, transformaciones y revelaciones del personaje por episodios que ligados a la geografía del viaje lo van cambiando y sacan a la luz la trama, y en final feliz el personaje triunfa en el lugar del destino, regresa a casa o se quede allí; O no siendo tan feliz, prefiera el exilio o la muerte en vez de quedarse en su nuevo destino o regresar a casa…esquemas…”
pero en Wendy and Lucy... el carro se daña, la chica se mete en líos, la perra se pierde! Y el dinero, que siempre es poco... se agota... de detalle en detalle muere el viaje, y con ello lo de la “roadmovie”. Y uno de nuevo le busca definiciones a la estructura de la película. Pero ante la sencillez que se va viendo en el film y en Wendy, que concentra nuestra atención, se deja el asunto de buscarle géneros, escuelas o tendencias a las películas, y se entrega uno a la historia, se desprende de formalismos que viéndolos distanciados, no sirven para nada, metiéndose en lo esencial, y se encuentra, por ejemplo, sin buscar: el conflicto, y lo siente tan cercano que se hace extraño. Está uno por ratos en la habitación de los espejos, porque vive uno la soledad de Wendy, sus ganas de escapar, de alejarse de todo, también sus miedos. Termina uno sintiendo lo que le pasa. Y es ahí que uno descubre lo que Kelly Reichardt, quiere mostrar, quizá menos, o quizá más, (eso es lo bello de lo que llaman arte) y en esa cercanía hasta de pronto se puede aburrir, porque es una historia muy mínima, pero tan grande en el fondo que no podrían mostrarse de mejor forma. Vemos un personaje, que nos es más que uno de nosotros, viviendo en un mundo real que se desquebraja, donde las crisis económica se sienten en lo mas pequeño, como el dinero, y en lo más grande, como las relaciones humanas, y hasta de pronto empezamos a pensarnos a nosotros mismos y nuestras vidas; y es que en cine nos están enseñando es a ver lo que no nos pasa, a distanciarnos y a entretenernos, en vez de reflejarnos, y cuestionarnos, y va viendo uno que las películas aparentemente más sencillas son las que mas enseñan: en lo personal nos pone a pensar en nuestra vida o la de otros, cercanos; como espectador en que ver, que buscar, como ver, como hacer eso, y también lo contrario, y en lo de realizador si que enseña, por ejemplo piensa uno “cine independiente norteamericano… verdad que eso existe hace rato, tiene su historia”, y buscando cosas o por casualidad, termina uno en libros como “textos y manifiestos de cine” y se pega nuevamente a la cara, -más fuerte que la primera vez- leyendo sobre el New American Cinema, y hasta ser termina leyendo el libro. Wendy And Lucy, no es para ver solo una vez, porque la segunda, como con lo del libro, nos pega de nuevo a la cara, y más fuerte
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Gustavo Anaya.

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